jueves, 12 de abril de 2007

...No sé ya ni siquiera tiene sentido preguntar
otra vez si en algun momento te habrias ido, si eras tu
la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo
en que yo resbalaba al olvido y a lo mejor es por eso
que prefiero tocarte, no porque dude que estas ahi,
probablemente en ningun momento te fuiste del cuarto,
quiza un glope de viento cerró la puerta, soñe que te habias
ido mientras tú, creyendome despierto mu gritabas tus
amenazas desde los pies de la cama.
La sabana te cubre a medias, mis dedos empiezan a bajar
por el terso dibujo de tu garganta inclinandome respiro tu
aliento que huele a noche y a jarabe, no se como mis brazos
te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura
negandote, peor los dos conocemos demasiado este juego para
creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea
palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado
y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma
cosa que en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y lana
negra luchan como arañas en un bocal.
De la sabana que apenas te cubría alcanzo a entrever la rafaga
instantanea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora
estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una
sola materia temblorosa, pero que te obstinas en luchar encogiendote
lanzando los brazos por sobre mi cabeza abriendo como relampago
los muslos para volver a cerrar sus tenazas mounstrosas que quieren
separarme de mi mismo.

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